lunes, septiembre 21, 2009


El amor es tan bello.
Es lo que viene lo que va lo que nunca para y siempre te sacia.
Aunque no sé si de lo que hablo es amor. Quizá no sepa aún lo que es.
Si es eso que te atraviesa hasta que te derramas y consumes, si es lo que te hace llorar mientras duermes, si es lo grandioso de la pasión, lo amargo de un adiós. Si es todo eso, sí sé lo que es el amor.
Por el contrario, si es dolor, si es desquebrajamiento, si es prisión, si es eso.. quizá también sé lo que es amor.
Amé cuando lo di todo por el otro, cuando me entregué en cuerpo y en alma a una pasión a una locura que se tornaba en grises y negros pero bajo la cual subyacía siempre el lecho del respeto y el cariño.
Amé cuando nunca dije que no quería a la persona que amaba, y cuando le prometí el cielo y la tierra sin pedir nada a cambio.
Sin embargo también amé cuando grité, cuando me enfadé con la persona que más me hacía sentir, cuando le arañé y le herí o cuando él me olvidó y dejó de amarme.
Amé siempre que el corazón me latía y siempre que la vida me daba cada amanecer una nueva oportunidad.
El amor es tan bello porque te lo da todo y es capaz de arrebatartelo al instante siguiente.
¿cómo sé todo esto?
porque desde que amé, pero desde que amé de verdad, y también desde que dejé de hacerlo, la vida no me premia, no deja que luche por ella, no me da un respiro aunque yo le de todos los suspiros de mi ser.

...y eso supongo que es el amor. quien lo sintió.quien sintió cómo le herbía el corazón, lo fugaz del calor y la luz, lo sabe.

sábado, septiembre 05, 2009

Pasa el tiempo y no me doy cuenta. O no quiero darme cuenta.
La vida se convierte en eso, en una marañde minutos que se entretejen dando cabida a sueños e ilusiones y entre ellos y no muy disntes también a frascasos y pérdidas. Intentando avanzar y salir del bucle del inexorable tiempo lo percibo, me hago sensible a ello, la realidad se me consume como el fuego sobre la piel.
La realidad verdadera al fin y al cabo, esa que me muestra que no puedo escapar del entretejido tiempo, que no soy yo quien domina los segundos, que son ellos, con sus espirales y tortuosas rampas los que me llevan por la vida y me conducen hasta el final delcamino.
Final del camino en el que al menos, y si eso sirve de consuelo, el tiempo dejará de dominar mi vida. Aunque ya no sea mía.