viernes, noviembre 27, 2009

Ella tenía un imperdible de trapo con una muñequita buen rollera que tenía el pelo de colorines y vestía gracioseta. creo que por las semejanzas y por lo que trasmitía le puso Lucrecia. ( quizá me equivoque, quizá sólo le gustó el nombre). La llevó a muchos lugares, en multitud de sitios de su cuerpo, o más bien, de su vestimenta. Me atrevería a decir incluso que viajó a otros países. SÍ!lucrecia le había salido trotamundos. Yo recuerdo comprar aquel imperdible porque me dio muy buen feeling. Pues bien, ahora ya no la tiene. Lucrecia se perdió en algún abrigo, en algún bolso en un fondo de armario, en algún pub a altas horas de la mañana. Se perdió. Ella ahora está desolada. Y más desde que había encontrado un novio para Lucrecia.Un muñequito con ojos de botón, y de la misma raza, pues era un imperdible. Y una vez más, el amor que pudo ser no fue. Y tanto Ella, como Lucrecia, se hallaron compuestas, y sin muñequito que les cante.



Adiós Lucrecia. Sé feliz.

jueves, noviembre 26, 2009

Se apartan las olas dejando paso a aún más bravura. Se cree ese bendito hombre de la camisa a cuadros que domina siquiera un ápice de la maravilla pero no tiene ni idea. No sabe que es Dios el que con sus arrebatos domina el rompeolas y que con su gracia diseña los toros.
Y no somos nosotros, un poco de nuestro ser, como aquel hombre? tratando de dominar lo indomable, tratando de diseñar el futuro, tratando de parar el rompeolas que al final cerrará nuestra vida.