sábado, mayo 08, 2010

al borde del precipicio


Las extremidades parecen revolotear en el aire.
La cabeza parece querer huir a un sitio donde no existan pensamientos.
El aire se agota a tu alrededor y quedas como en un círculo vacío de vida en el que el epicentro eres tú, pero tú quieres ser nada.
Entonces te comienzan a fallar las piernas y a crujir las rodillas.
Las manos empiezan a bailar a un compás psicótico. Tiemblan.
Las pupilas saben lo que llega, se dilatan.
Tu mente viaja por diferentes momentos que ni siquiera eliges tú.
Se acelera el corazón y sientes sus empujones desde tu pecho.
Entonces sabes que va a pasar lo que tú querías.
Te preguntas si dolerá o será rápido, como una cuchillada certera.
El pie izquierdo se adelanta un paso.
Al derecho le da miedo seguirle.
Lo hace.
Saltas.
Y lo único que sabes es que estás a punto de estrellarte contra el suelo.
¿lo demás?
Nadie ha vuelto nunca para contarlo.

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